sábado, 29 de octubre de 2011

Un terremoto que hizo temblar el mundo!! (varias notas)

Científicos explican el terremoto que arrasó Lisboa en 1755 a partir del estudio de un reciente seísmo de magnitud 6.0 en el Atlántico


El terremoto que destruyó Lisboa fue seguido de un tsunami con alturas de hasta 15 metros y causó la muerte de al menos 60.000 personas, 5.000 en España

Investigadores del Instituto Andaluz de Geofísica de la UGR han analizado junto con científicos de Bolonia (Italia) y Dublín (Irlanda) el terremoto de magnitud 6.0 que tuvo lugar el pasado 12 de febrero en el cabo San Vicente, de rasgos similares al que ocurrió en 1755
Sus peculiares características geofísicas (muy alta rigidez y propagación de rupturas sísmicas hasta profundidades inusualmente grandes) pueden explicar la ocurrencia de terremotos históricos muy grandes en esta zona
Un estudio realizado por investigadores del Instituto Andaluz de Geofísica (Universidad de Granada), del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Bolonia (Italia) y de la Universidad de Dublín señala que los procesos de ruptura de terremotos actuales en el océano Atlántico pueden explicar las características del gran terremoto de Lisboa en 1755. La magnitud de aquel temblor de tierra fue de entre 8.5 y 8.7 puntos en la escala de Richter. Con su epicentro al sudoeste del Cabo San Vicente, el terremoto fue seguido de un tsunami con alturas de hasta 15 metros y causó la muerte de al menos 60.000 personas, 5.000 en España, y la destrucción casi total de la capital portuguesa.
En un artículo recientemente publicado en la prestigiosa revista científica 'Geophysical Research Letters' (publicación de la 'American Geophysical Union'), los científicos analizaron el terremoto de magnitud 6.0 ocurrido el pasado 12 de Febrero de 2007 frente a las costas de cabo San Vicente, cerca del presunto epicentro del terremoto de 1755, a una profundidad de 40 kilómetros y que fue registrado por un número sin precedente de estaciones sísmicas.

Convergencia de placas

Los investigadores apuntan que ambos terremotos "se atribuyen a un escenario poco común de convergencia de placas en la litosfera oceánica vieja, cuyas características distintivas son una muy alta rigidez y la propagación de rupturas sísmicas hasta profundidades inusualmente grandes alrededor de 50 kilómetros".

Ambos factores contribuyen a que fallas relativamente cortas en longitud puedan generar terremotos de elevada magnitud; así un terremoto como el de 1755 correspondería posiblemente a la ruptura de una falla de unos 300 kilómetros. Varias fallas frente a la costa ibérica alcanzan esa longitud, y la asignación del terremoto de 1755 a una estructura individual sigue siendo especulativa.

José Morales Soto, director del Instituto Andaluz de Geofísica, apunta que normalmente los terremotos de esa magnitud suelen estar vinculados a zonas de subducción, y su presencia en el margen Atlántico de la Península Ibérica ha generado un vivo debate científico sobre los procesos sismogenéticos en este entorno.

Según Daniel Stich, actualmente investigador contratado en el Instituto Andaluz de Geofísica, los resultados de esta investigación permiten reconciliar la ocurrencia de mega-terremotos con la aparente ausencia de un proceso de subducción activa delante la Península. Como para todas las zonas sísmicas reconocidas, los científicos esperan terremotos con magnitud similar a aquellos históricos en el futuro.

Mientras la predicción de terremotos concretos no es viable hoy en día por la complejidad de los procesos involucrados, los expertos están actualmente trabajando, dentro del proyecto europeo NEAREST en el que participa el Instituto Andaluz de Geofísica, para desarrollar estrategias de alerta rápida ante el inminente impacto de un tsunami en las costas de la Península Ibérica en caso de que se produjese un futuro gran terremoto en el Atlántico.     



Terremoto de Lisboa (1755)

El terremoto de Lisboa de 1755 tuvo lugar el 1 de noviembre de 1755, a las 9:20 de la mañana. Fue uno de los terremotos más destructivos y mortales de la historia, causando la muerte de entre 60.000 y 100.000 personas. El seismo fue seguido por un tsunami y un incencio, causando la destrucción casi total de Lisboa. Los geólogos estiman hoy que la magnitud del terremoto de Lisboa sería de un 9 en la escala de Richter, con su epicentro en el océano Atlántico a unos 200 km al oeste-sudoeste del Cabo de San Vicente.
Los informes contemporáneos indican que el terremoto duró entre tres y medio y seis minutos, produciendo grietas gigantescas de cinco metros de ancho que se abrieron en el centro de ciudad. Los supervivientes huidos en pos de seguridad al espacio abierto que constituían los muelles pudieron observar como el agua retrocedía, revelando el lecho del mar, cubierto de restos de carga caída al mar y los viejos naufragios. Varias decenas de minutos después del terremoto, un tsunami enorme con olas de entre 6 y 20 metros engulló el puerto y la zona centro, subiendo aguas arriba del río Tajo. Fue seguido por dos olas más. En las áreas no afectadas por el tsunami, los incendios surgieron rápidamente, y las llamas asolaron la ciudad durante cinco días.
De una población lisboeta de 275.000 habitantes, hasta 90.000 resultaron muertos. Otros 10.000 murieron en Marruecos. El ochenta y cinco por ciento de los edificios de Lisboa resultaron destruidos, incluyendo palacios y famosas bibliotecas, así como la mayoría de los ejemplos de la arquitectura manuelina, distintiva del siglo XVI portugués. Varios edificios que habían sufrido pocos daños a causa del terremoto fueron destruidos posteriormente por el fuego.
Lisboa no fue la única ciudad portuguesa afectada por la catástrofe. En todo el sur del país, sobre todo en el Algarve, la destrucción fue general.
Las ondas sísmicas causadas por el terremoto fueron sentidas a través de Europa hasta Finlandia y África del Norte. Tsunamis de hasta 20 metros de altura barrieron la costa del Norte de África, y golpearon las islas de Martinica y Barbados al otro lado del Atlántico. Un tsunami del tres metros golpeó también la costa meridional inglesa.
En España produjo al menos 1.275 muertos y abundantes daños. En Sevilla hubo nueve víctimas, el 89% de las viviendas resultaron dañadas y afectó incluso a la Giralda. El tsunami posterior afectó gravemente a las costas de Huelva y Cádiz. En Ayamonte murieron 1.000 personas; en Cádiz las olas rompieron las murallas, y el mar invadió la ciudad hasta tres veces, ocasionando numerosas víctimas. Conil fue destruida, Sanlúcar de Barrameda, El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera sufrieron víctimas y desperfectos.
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